CLASES SOCIALES EN EL IMPERIO INCAICO
La sociedad Inca, fue jerárquica y rígida. Existieron grandes diferencias entre las clases
sociales, siendo estas diferencias respetadas por todos los habitantes del
imperio. Las clases jerarquizadas formaban una pirámide donde el Inca, con todo el poder, se encontraba en
la cúspide (plana), mientras que el pueblo, que era la gran mayoría, constituía su base social.
LA NOBLEZA INCA
En el imperio existían dos linajes principales, Hanan Cuzco y Hurin Cuzco, de los cuales provenía el Sapa Inca o monarca. Cada vez que un inca moría había inestabilidad
política entre estos dos linajes y la descendencia del último monarca por el
poder. Cuando se instituía al nuevo inca, éste conformaba un nuevo linaje
propio o panaca. Hubo al menos una docena de panacas en el imperio, cuyos
miembros tenían varios privilegios.
Si bien el Sapa Inca, la Coya (su esposa), el Auqui (heredero del Inca) y sus hijos
(primeras generaciones de cada panaca) conformaban la familia real o realeza
del imperio, existía un número importante de personas que se les considerabanobles, sean de sangre o de privilegios.
Entre los nobles de sangre estaban los restantes miembros y descendientes de las panacas y
dentro de los nobles de privilegio estaban aquellas personas que
destacaron por sus servicios. Una de sus características que diferenciaba a la
nobleza inca del pueblo era el enorme tamaño de sus orejas, causado por el uso
de aros expansores.
La nobleza de sangre en el imperio incaico se estima al
momento de su caída en más de 10.000 individuos repartidos en diferentes partes
del territorio, que cumplían funciones administrativas y militares. Parte de
las estrategias utilizadas por los incas para someter a otros pueblos, luego de
enfrentamientos militares, era establecer alianzas matrimoniales entre loscaciques locales y las hijas o concubinas del inca a modo de crear lazos
que permitieran la pacífica ocupación. También era habitual que el cacique
entregara a sus hijas al Inca, las que se enviaban directamente al Cuzco para formar parte de su harén.
Con la caída del imperio, se perdieron todas las
prerrogativas nobiliarias incaicas existentes sin embargo, algunos nobles
hicieron esfuerzos para que éstas fueran reconocidas por la corona española,
como Cristóbal Pariacallán Tuquiguaraca, a quien se le concedió escudo de armas
y privilegios, también Felipe Guamán Poma de Ayala o Inca Garcilaso de la Vegahicieron gestiones en el sentido de
que se reconocieran sus distinciones de clase.
LAS PANACAS
Las panacas eran linajes de los descendientes
directos de un inca reinante, excluyendo el sucesor y
conservaban lamomia del inca fallecido, al igual que sus memorias, quipus, cantares y pinturas en recuerdo del
finado de generación en generación.
Estas panacas reales formaban la élite cuzqueña. Tuvieron
un rol en la política del incanato y sus alianzas y enemistades fueron
cruciales para la historia de la capital inca. Se dice que hubo otras panacas, que
tuvieron un papel importante en épocas anteriores. Una nota curiosa acerca de
las panacas, es que si se le añaden las panacas tradicionales, se obtiene un
total de 8 panacas por cada dinastía, el cual es un número frecuente en la
organización andina de los ayllus por ser un múltiplo de
la dualidad y de la cuadriplicación.
HATUN RUNA
Eran el grueso de la población que iniciaba su servicio al
estado con la mayoría de edad, de ahí su significado «hombre
mayor». Eran la población común del imperio incaico que estaban dedicados a las
actividades de ganadería, agricultura, pesca y artesanía; eran la fuerza
de trabajo. Se podía disponer de ellos para servir en el ejército y trabajar las tierras del estado,
también podían ser nombrados «mitmaqkuna» o «yana».
Hasta antes de casarse, los padres eran los que designaban
el trabajo a sus hijos. Posterior al matrimonio el hombre adquiría responsabilidades con el estado. A partir del
matrimonio los «hatun runa» debían prestaciones al estado para toda su vida.
Pero antes de eso los niños iban teniendo obligaciones menores que iban
incrementando en responsabilidad con la edad. Existieron adolescentes a los
cuales se les encargaba la tarea del acarreo de cargas para el estado y el
ejército; a los adultos mayores se les encargaban tareas auxiliares en las que
se requería mayor criterio.
Según crónicas de Pedro Pizarro, los jorobados habrían sido utilizados como bufones de la corte
y las mujeres acompañaban a sus hombres en la prestación de servicios, tanto
para la guerra como para las labores agrícolas.
LOS MITMAQKUNA
Fueron pobladores que eran trasladados a otras regiones
junto con sus familias y bajo el mando de su jefe étnico, estas poblaciones
permanecían en territorios alejados por un tiempo determinado cumpliendo tareas
asignadas por el estado o por sus mismos jefes. Estos grupos no perdían sus
derechos comunales, además mantenían lazos de reciprocidad y parentesco. Según
las crónicas, los «mitmaqkuna» mantenían sus vestidos y tocados utilizados en sus pueblos de origen, además se trasladaban
llevando consigo sus bienes.
La institucionalidad de los «mitmaq» existió antes de la
expansión incaica, y surgió de la necesidad de los pueblos andinos de acceder a
otros pisos ecológicos y explotar recursos diversos que
complementarían su alimentación. Durante la época de mayor expansión del
imperio hubo transformaciones en la institucionalidad de los «mitmaq», puesto
que los movimientos migratorios se hicieron a distancias más largas y masivas,
impidiendo que el grupo de «mitmaqkuna» continúe en contacto con su núcleo de
origen.
Se trataba de poblaciones trasplantadas con el objetivo de
producir bienes que luego serían redistribuidos. En algunos casos la población
era trasladada como muestra de confianza y en otros como castigo; la diferencia
radicaba en las condiciones de vida de unos y otros (castigados y premiados). Cieza de León afirma que existieron miembros de la élite cuzqueña que fueron
trasladados con sus familias para enseñar el idioma y tradiciones incaicas,
estos eran elegidos como muestra de confianza y se les daba «chacras», casas,
dádivas, objetos de lujo, honores e incluso mujeres en señal de recompensa por
tener que viajar lejos del Cuzco.
YANAKUNAS
Los «yanakuna» o simplemente yanas, son un grupo
poblacional difícil de definir en tanto que eran poblaciones extraídas de su
grupo étnico para labores específicas pero que en algunos casos tuvieron
funciones gubernamentales importantes llegando, en algunos casos, a ser curacas
y a tener inclusive «acllas» otorgadas por el inca.27
Básicamente los «yanakuna» fueron población escogida por
sus habilidades para prestar un servicio especial, se documentan grupos
yanakuna llevados desde Chan Chan al Cuzco para sus servicios metalúrgicos, así como gruposCañaris trasladados al valle de Yucay para el cultivo del maíz. En el caso de la producción maicera de
los cañaris de Yucay, sirvió para la alimentación directa de las panacas
cuzqueñas.
La institucionalización de este grupo poblacional está
documentado a través de relatos recogidos por los cronistas europeos. Según
algunos relatos los «yanas» fueron población que se rebeló y a la que se le
perdonó su vida a cambio de servir perpetuamente al soberano incaico, esta
rebelión sucedió en Yanayaco; según la leyenda, justo cuando iban
a ser ejecutados Mama Ocllo intercedió por ellos y pidió que estuvieran a su servicio. Según
Rostworowski el Inca entregaba población yana a la «coya» cuando al momento de
casarse.
La población «yana» también era entregada por el Inca a
otros curacas para servicios especiales, en este caso hacían lo que ordenaba la
persona a las que estaban a cargo. Los yanas estaban repartidos en casi todo el
imperio, se documentan «yanas» al cuidado de las momias de los soberanos
incaicos; asimismo el sol y las huacas tenían «yanas» a su servicio (Cieza de
León describe a los yanas al cuidado de las huacas de «Huanacaure» y «Huarochirí»).
Los primeros europeos identificaron a los «yanas» como
poblaciones sin derechos, comparándolos con la concepción deesclavos que existía en la Europa de aquellos años. Sin embargo existe
información que descarta esta posibilidad que fue publicada por J. Murra; esta información señala que los «yanas» tenían derecho a
recibir tierras para su sustento. Investigaciones de W. Espinoza señalan que el
estatus de «yana» era algo común antes del imperio y su número fue aumentando a
medida que el territorio se extendía.
Pinas
Algunos estudiosos los identifican como esclavos, y a
pesar de no aparecer en las crónicas se sabe de ellos pues estaban descritos en
los diccionarios quechuas. Según investigaciones de Rostorowsky, estos
diccionarios se menciona que los «pinakuna» fueron prisioneros de guerra y
ocupaban un nivel inferior en la escala incaica. Según W. Espinoza, señala que
la institucionalización de los «piñakuna» es tardía y quien la institucionalizó
fue Huayna Capac; a partir de este periodo todo aquel prisionero de guerra que
no admintía su derrota pasaba a formar parte de los «piñakunas». Así sucedió
con algunos grupos de pastos, carangues, cayambes, quitos, cañaris y chachas.
La situación de los «piñacunas» fue extensiva para sus
parejas e hijos, quedando como propiedad del estado incaico, enviándolos a
trabajar en zonas de difícil acceso, generalmente en cocales de la selva de montaña; existen evidencias de que el
estado también les proporcionaba tierras para su propia subsistencia
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