LOS MERCADERES
En las crónicas españolas se menciona la existencia de
mercaderes, estos mercaderes básicamente eran habitantes de las costas que se
dedicaban al intercambio de productos. Al respecto María Rostworowski aclara
que el contexto utilizado para la palabra «mercader» en la época del imperio
incaico debe entenderse en el entorno de una economía ajena al uso de la moneda
en la cual sólo existía el «trueque» (intercambio).
Existieron dos grupos de tratantes de importancia los
llamados «tratantes chinchanos» y los «tratantes norteños». Los chinchanos
tenían dos rutas, una ruta marítima en la que iban hacia al norte en balsas
llevando cobre y trayendo mullu, esta ruta llegaba hasta Manta y Portoviejo, existió otra ruta terrestre que se dirigía desde Chincha hacia el Cuzco.
Los norteños tuvieron dos niveles, un primer nivel que se
encargaba de desecar pescado para luego trasladarlo hacia la sierra colindante
e intercambiarlos; el otro nivel correspondía a los pobladores que no peseían
ningún tipo de tierra y que sólo se dedicaban al intercambio de ropa de lana,
chaquira, algodón, frijoles, pescado, sal y otras cosas. A estos especialistas
en el intercambio se les llamó «mindalaes» y comerciaron en el actual Ecuador.
AGRICULTURA
Al ser los Andes una sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron
aprovechar al máximo el suelo, venciendo las adversidades que les ofrecía el
accidentado terreno andino y las inclemencias del clima. La adaptación de
técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas partes,
permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a
otras regiones. Los logros tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no
hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se encontraba a disposición
del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los
recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.
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