ORGANIZACIÓN SOCIAL
EL AYLLU
La palabra «ayllu» de origen quechua y aimara significa entre otras cosas:
comunidad, linaje, genealogía, casta, género, parentesco. Puede definirse como
el conjunto de descendientes de un antepasado común, real o
supuesto que trabajan la tierra en forma colectiva y con un espíritu solidario.
El «ayllu» fue la base y el núcleo de la organización social del imperio. Los ayllus creían que descendían de un antepasado
común, por lo cual los unían lazos de parentesco. Este antepasado podía ser
mítico o real; y en todos los casos, los ayllus, conservaban un «mallqui»
(momia) al cual rendían culto y por medio del cual daban sentido a sus
relaciones.Además del mallqui, los miembros de
un ayllu tenían divinidades tutelares comunes y tributaban a la tierra de forma
común.
Un ayllu poseía ganado, tierras y agua al que todos sus
miembros tenían derecho siempre y cuando cumplieran obligaciones establecidas
entre los miembros. Cada ayllu manejaba el tamaño de sus «tupus» (unidad de
medida de la tierra), cada «tupu» entregado debía ser trabajado para no perder
el derecho sobre la tierra. En la actividad agrícola los miembros del ayllu se
ayudaban mutuamente; el hecho de pertenecer al ayllu les daba derecho a recibir
ayuda en el caso que su propia familia nuclear no fuera suficiente; esta ayuda
generalmente se daba en tiempo de cosecha, siembra o en la construcción de las
viviendas de los recién casados; en estos casos entraba en juego el «principio
de reciprocidad» que obligaba a devolver la ayuda prestada.
En el caso del curaca (jefe del «ayllu»), podía pedir
ayuda para pastar su ganado o trabajar la tierra. Éste estaba obligado a
brindar comida y chicha a los que lo ayudasen pero no estaba obligado a
devolver la ayuda, por lo cual existía una reciprocidad asimétrica con éste.
En el caso de las tierras comunales, todos los miembros
del «ayllu» la trabajaban organizados por el «curaca» y el «llacta camayoc». La
producción de las tierras comunales era almacenada y redistribuida entre los
miembros del ayllu que lo necesitasen.
Al trabajo colectivo para la construcción y mantenimiento
de canales, depósitos o andenes, se le denominó «minka» y era organizado por el
curaca, quien además asignaba las tareas que debían cumplir los miembros del
«ayllu».
Los ancianos, viudas, huérfanos e inválidos, también
estaban obligados al trabajo colectivo pero recibían ayuda para el trabajo de
sus «tupus». Por lo general los ancianos e inválidos realizaban tareas desupervisión.
Poma señala que las aguas de riego eran
distribuidas por los ancianos.
Los ayllus no sólo poseían tierras en un territorio
compacto; la necesidad de hacer autosuficiente a un ayllu lo obligaba a abarcar
otros pisos ecológicos, esto dio origen a una territorialidad discontinua que
no fue homogénea ni diferenciada. Los ayllus con población numerosa podían
acceder a tierras distantes y a mayor variedad de productos.
John Murra señala que un buen ejemplo de esto fueron los
reinos aimaras, tanto Collas, Lupacas y Pacajes lograron controlar territorios
discontinuos en la costa a manera de enclaves. En lugares con distancias
considerables se construyeron viviendas que albergaban a los miembros del ayllu,
los miembros del ayllu se turnaban para trabajar estas tierras alejadas.
Si bien en las zonas de altura del imperio incaico la
característica general de los ayllus fue agrícola, existieron ayllus agrícolas
y ganaderos a la vez y otros que sólo eran ganaderos. Los ayllus eminentemente
ganaderos se ubicaban en Chinchaycocha y el Collao; estos ayllus se dedicaban a
la crianza de llamas y alpacas de las cuales se obtenía fibra; carne fresca o
carne seca a la que se le denominaba «charqui»; pellejos para la elaboración de
«ojotas», correas, bolsas y sogas; huesos para fabricar agujas, instrumentos
musicales u otros; y «taquia» (excremento) para combustible. En la costa, los
ayllus tenían poblaciones especializadas en agricultura, intercambio, pesca y
artesanía.
LA DUALIDAD
El principio básico organizativo de la sociedad incaica fue la dualidad, esta dualidad se basaba en relaciones de
parentesco. Los ayllus comprendían dos parcialidades que podían ser «hanan o
urin», «alaasa o massaa», «uma o urco», «allauca o ichoc»; según Franklin Pease
estas palabras se entendían como «alto o bajo», «derecha o izquierda»,
«masculino o femenino», «dentro o fuera», «cerca o lejos» y «delante o detrás».
Los cronistas españoles describieron a los curacas en parejas pero sin especificar la
dualidad debido a que esta forma de organización era desconocida en Europa. En 1593 se describieron curacazgos
divididos en dos mitades, en los cuales cada mitad tenía un curaca al frente;
esta situación se describió de los curacazgos de Acarí, Lima y los curacazgos Lupacas del Collao y Tarata.
También existieron curacazgos en donde gobernaban mujeres
con su «segunda persona», estos datos provenían de los curacazgos de Colán. En el Cuzco sucedía lo mismo, basando su organización en el principio de
dualidad.
Los europeos documentaron dinastías cuzqueñas: «Hanan
Cuzco» y «Urin Cuzco», describiéndolas como dinastías sucesivas en las que se
dividía el Cuzco; los españoles fueron incapaces de identificar el gobierno
dual por lo cual colocaron una «dinastía» como antecedente de la otra. En otras regiones del imperio se
prefería otras denominaciones para las partes de la dualidad; las regiones
aymaras prefirieron «alaasa - masaaa», otros grupos cercanos al lago Titicaca prefirieron «uma - urco» indicando
lejanía o cercanía a fuentes de agua (lago o ríos); al norte del territorio se
prefería «allauca - ichoc» (izquierda-derecha).
Las funciones que cumplían cada parte son poco claras. Las
crónicas no describen las funciones específicas que cumplían los jefes étnicos
de cada mitad. Lo que sí se describe es que uno de los jefes estaba subordinado
al otro; Rostworowski describe que en el caso del Cuzco la mitad de arriba era más
importante pero en el caso de Ica la mitad de abajo lo fue.
Pease señala que ambas mitades se integraban por la reciprocidad. En
el Cuzco, «hanan» y «urin» eran opuestos y a su vez complementarios como las
manos humanas («yanantin»). Aun así, es difícil deducir cuales eran las
funciones de cada parte, lo único que queda claro es que ambas partes se
complementaban y existían obligaciones recíprocas entre ambas.
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