martes, 16 de agosto de 2016


ORGANIZACIÓN SOCIAL

EL AYLLU

La palabra «ayllu» de origen quechua y aimara significa entre otras cosas: comunidad, linaje, genealogía, casta, género, parentesco. Puede definirse como el conjunto de descendientes de un antepasado común, real o supuesto que trabajan la tierra en forma colectiva y con un espíritu solidario.
El «ayllu» fue la base y el núcleo de la organización social del imperio. Los ayllus creían que descendían de un antepasado común, por lo cual los unían lazos de parentesco. Este antepasado podía ser mítico o real; y en todos los casos, los ayllus, conservaban un «mallqui» (momia) al cual rendían culto y por medio del cual daban sentido a sus relaciones.Además del mallqui, los miembros de un ayllu tenían divinidades tutelares comunes y tributaban a la tierra de forma común.
Un ayllu poseía ganado, tierras y agua al que todos sus miembros tenían derecho siempre y cuando cumplieran obligaciones establecidas entre los miembros. Cada ayllu manejaba el tamaño de sus «tupus» (unidad de medida de la tierra), cada «tupu» entregado debía ser trabajado para no perder el derecho sobre la tierra. En la actividad agrícola los miembros del ayllu se ayudaban mutuamente; el hecho de pertenecer al ayllu les daba derecho a recibir ayuda en el caso que su propia familia nuclear no fuera suficiente; esta ayuda generalmente se daba en tiempo de cosecha, siembra o en la construcción de las viviendas de los recién casados; en estos casos entraba en juego el «principio de reciprocidad» que obligaba a devolver la ayuda prestada.
En el caso del curaca (jefe del «ayllu»), podía pedir ayuda para pastar su ganado o trabajar la tierra. Éste estaba obligado a brindar comida y chicha a los que lo ayudasen pero no estaba obligado a devolver la ayuda, por lo cual existía una reciprocidad asimétrica con éste.
En el caso de las tierras comunales, todos los miembros del «ayllu» la trabajaban organizados por el «curaca» y el «llacta camayoc». La producción de las tierras comunales era almacenada y redistribuida entre los miembros del ayllu que lo necesitasen.
Al trabajo colectivo para la construcción y mantenimiento de canales, depósitos o andenes, se le denominó «minka» y era organizado por el curaca, quien además asignaba las tareas que debían cumplir los miembros del «ayllu».
Los ancianos, viudas, huérfanos e inválidos, también estaban obligados al trabajo colectivo pero recibían ayuda para el trabajo de sus «tupus». Por lo general los ancianos e inválidos realizaban tareas desupervisión. 
Poma señala que las aguas de riego eran distribuidas por los ancianos.
Los ayllus no sólo poseían tierras en un territorio compacto; la necesidad de hacer autosuficiente a un ayllu lo obligaba a abarcar otros pisos ecológicos, esto dio origen a una territorialidad discontinua que no fue homogénea ni diferenciada. Los ayllus con población numerosa podían acceder a tierras distantes y a mayor variedad de productos.
John Murra señala que un buen ejemplo de esto fueron los reinos aimaras, tanto Collas, Lupacas y Pacajes lograron controlar territorios discontinuos en la costa a manera de enclaves. En lugares con distancias considerables se construyeron viviendas que albergaban a los miembros del ayllu, los miembros del ayllu se turnaban para trabajar estas tierras alejadas.
Si bien en las zonas de altura del imperio incaico la característica general de los ayllus fue agrícola, existieron ayllus agrícolas y ganaderos a la vez y otros que sólo eran ganaderos. Los ayllus eminentemente ganaderos se ubicaban en Chinchaycocha y el Collao; estos ayllus se dedicaban a la crianza de llamas y alpacas de las cuales se obtenía fibra; carne fresca o carne seca a la que se le denominaba «charqui»; pellejos para la elaboración de «ojotas», correas, bolsas y sogas; huesos para fabricar agujas, instrumentos musicales u otros; y «taquia» (excremento) para combustible. En la costa, los ayllus tenían poblaciones especializadas en agricultura, intercambio, pesca y artesanía.

LA DUALIDAD

El principio básico organizativo de la sociedad incaica fue la dualidad, esta dualidad se basaba en relaciones de parentesco. Los ayllus comprendían dos parcialidades que podían ser «hanan o urin», «alaasa o massaa», «uma o urco», «allauca o ichoc»; según Franklin Pease estas palabras se entendían como «alto o bajo», «derecha o izquierda», «masculino o femenino», «dentro o fuera», «cerca o lejos» y «delante o detrás».
Los cronistas españoles describieron a los curacas en parejas pero sin especificar la dualidad debido a que esta forma de organización era desconocida en Europa. En 1593 se describieron curacazgos divididos en dos mitades, en los cuales cada mitad tenía un curaca al frente; esta situación se describió de los curacazgos de Acarí, Lima y los curacazgos Lupacas del Collao y Tarata.
También existieron curacazgos en donde gobernaban mujeres con su «segunda persona», estos datos provenían de los curacazgos de Colán. En el Cuzco sucedía lo mismo, basando su organización en el principio de dualidad.
Los europeos documentaron dinastías cuzqueñas: «Hanan Cuzco» y «Urin Cuzco», describiéndolas como dinastías sucesivas en las que se dividía el Cuzco; los españoles fueron incapaces de identificar el gobierno dual por lo cual colocaron una «dinastía» como antecedente de la otra. En otras regiones del imperio se prefería otras denominaciones para las partes de la dualidad; las regiones aymaras prefirieron «alaasa - masaaa», otros grupos cercanos al lago Titicaca prefirieron «uma - urco» indicando lejanía o cercanía a fuentes de agua (lago o ríos); al norte del territorio se prefería «allauca - ichoc» (izquierda-derecha).
Las funciones que cumplían cada parte son poco claras. Las crónicas no describen las funciones específicas que cumplían los jefes étnicos de cada mitad. Lo que sí se describe es que uno de los jefes estaba subordinado al otro; Rostworowski describe que en el caso del Cuzco la mitad de arriba era más importante pero en el caso de Ica la mitad de abajo lo fue.
Pease señala que ambas mitades se integraban por la reciprocidad. En el Cuzco, «hanan» y «urin» eran opuestos y a su vez complementarios como las manos humanas («yanantin»). Aun así, es difícil deducir cuales eran las funciones de cada parte, lo único que queda claro es que ambas partes se complementaban y existían obligaciones recíprocas entre ambas.

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